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Luis Miramontes: el ingeniero que revolucionó el mundo con la píldora anticonceptiva

  • admonjphmed
  • 9 sept 2024
  • 2 Min. de lectura
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Luis Ernesto Miramontes, un ingeniero químico de la UNAM, cambió la historia cuando a sus 26 años, logró sintetizar el compuesto base del primer anticonceptivo oral. Este descubrimiento no solo marcó un antes y un después en la ciencia, sino también en la vida de millones de mujeres, dándoles control sobre su sexualidad y derechos reproductivos. Así lo señaló Marta Lamas, experta en género, quien asegura que la píldora fue clave para la lucha por los derechos sexuales de las mujeres.

Miramontes nació en Tepic, Nayarit, en 1925, en una familia humilde. A pesar de las limitaciones económicas, su tía, una profesora rural, lo acercó a la lectura y las matemáticas. Esto despertó en él la curiosidad por el mundo, y fue cuando leyó Cazadores de microbios, de Paul de Kruif, que encontró su vocación: estudiar algo que ayudara a la gente. Decidido, se mudó a la Ciudad de México para estudiar Ingeniería Química en la UNAM.

Quienes lo conocieron lo describen como una persona comprometida con el bienestar social. Miramontes tenía una habilidad especial para la química, lo que lo llevó a colaborar con la empresa Syntex y la UNAM en un proyecto sobre hormonas sexuales. En 1951, trabajando con un tubérculo mexicano llamado barbasco, sintetizó la noretisterona, un esteroide con propiedades anticonceptivas. Aunque al principio ni él mismo sabía lo revolucionario que sería este descubrimiento, pronto la píldora cambió la forma en que las mujeres podían controlar su fertilidad.

En 1961, se empezó a vender la primera píldora anticonceptiva en Estados Unidos, y su impacto fue mundial. Según su hijo, Octavio Miramontes, este invento permitió a las mujeres tomar control de sus cuerpos, planear cuántos hijos querían tener y vivir su sexualidad de manera más libre. Para Marta Lamas, esto también influyó en la revolución sexual de los años 60, donde los jóvenes cuestionaban las normas tradicionales sobre el sexo.

Luis Ernesto Miramontes fue un hombre dedicado a su familia, con 10 hijos, y a su trabajo. Además de la píldora, patentó 64 inventos y trabajó en varios campos, desde la química farmacéutica hasta proyectos sobre contaminación ambiental. Asesoró al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), colaboró en temas como la escasez de agua, y trabajó en el Instituto Mexicano del Petróleo.

Con orgullo, Octavio Miramontes recuerda que su padre siempre fue un defensor de la UNAM, donde impartió clases y realizó investigaciones durante décadas. Su legado sigue vivo: su contribución al desarrollo del primer anticonceptivo oral es considerada una de las aportaciones más importantes de la ciencia mexicana del siglo XX.

Al final, todo comenzó con un libro que encendió su pasión. Hoy, el nombre de Miramontes está a la altura de los grandes científicos que tanto admiraba, como Pasteur. Sin duda, su sueño se hizo realidad.


 
 
 

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